El hombre ‘más feliz del mundo’ señala cuál es la clave para la plenitud
Para que nuestros adulto mayores estén felices, el doctor en genética celular y asesor del Dalai Lama, Matthieu Ricard, conocido como “el hombre más feliz del mundo” aseguró que para ser feliz hay que ser bueno y hacer el bien.
Matthieu Ricard fue invitado al III Encuentro de Relaciones Saludables y Felicidad en Centro Parque, evento coorganizado por el Instituto del BienEstar, el Instituto de la Felicidad de Coca-Cola, Eventual y el Programa Campus Saludable de la Universidad Católica.
Previo a su participación en el encuentro, mañana sábado 26 con la conferencia “la Revolución del Altruismo”, y el domingo 27 como parte de la mesa “Espiritualidad, Conciencia y Neurociencia”, realizó una conferencia de prensa este viernes en el Hotel Marriott, ocasión en la que habló del altruismo y su importancia en la vida diaria.
Uno de los puntos que Ricard mencionó en la hora que duró la actividad, fue sobre cómo necesitamos de un modelo económico que se preocupe más por los demás y cómo debemos trabajar para que la calidad de vida de cada uno de nosotros y de las próximas generaciones sea lo mejor posible, ocasión en la que también manifestó que el real altruismo existe y se puede ver en los niños.
Cuando fue consultado por la receta de la felicidad, el doctor respondió “sé bueno y haz el bien”.
Según los organizadores, Matthieu Ricard es reconocido públicamente como el hombre más feliz del mundo, producto de su participación en la investigación del neurocientífico Richard Davidson, de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.), quien evaluó su cerebro en estados de meditación y compasión, donde su gran activación de la corteza prefrontal izquierda, asociada al bienestar y a las emociones positivas, fue lo que llevó a llamarlo de esa forma.
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¿Cómo hacer que los niños vuelvan a la rutina después de un fin de semana largo?
“Si para nosotros, los adultos adultos mayores, es difícil, imagínate cómo ha de ser para los más pequeños de la casa. Un período de vacaciones siempre hace bien para descansar y cargar energías, sin embargo a veces implica serios desajustes en la dinámica/rutina familiar”, señala la psicóloga Varinia Signorelli.
Según ella, algunos de estos “desajustes” se producen por “cambio en los horarios de sueño/vigilia, traslado desde lugares a los que estamos acostumbrados, mayor activación debido a las múltiples actividades, estímulos perceptivos varios (grupos reunidos, ruidos altos, etc), cambios en las responsabilidades y obligaciones que tengo durante el día cambios en mi dieta, desconexión y despreocupación por labores escolares, madres y padres en sintonía total con la distracción y celebraciones”, afirma.
¿Cómo retomar el ritmo sin que los niños se vean perjudicados?
A continuación la terapeuta expone algunas claves:
1. Remarcar la importancia de las labores: A pesar de ser para nosotros difícil -y muchas veces el desgano nos invade en el retomar los deberes- debemos ser optimistas y transmitirle a los niños la importancia de volver a sus labores diarias. Si ellos nos ven motivados y sin el clásico mal humor, será más fácil que ellos asimilen la vuelta a la rutina, de una mejor manera.
2. Regular el sueño de los niños: que vuelvan a acostarse y levantarse temprano y por sobre todo regular las actividades que realicen.
3. Ser rigurosos en la adecuada alimentación de nuestros niños. Aumentar el consumo de frutas y verduras, invitarlos a beber abundante agua y evitar alimentos con alto contenido de azúcar. Esto permitirá tener el organismo dispuesto a aprender, evitando la sensación del cuerpo “pesado”, lo cual les permitirá estar más alerta. Además es de suma importancia que se emulen los horarios, para que ellos no sientan hambre en el colegio.
4. Revisar los cuadernos, tareas y deberes: para asegurarnos que estén hechos correctamente, además de verificar el calendario de pruebas.
5. Contactarse con los compañeros: Es buena idea que llamen y saluden a algún amigo que tengan en el colegio, para establecer el contacto y la motivación por asistir a su rutina escolar en tanto el intercambio social que ésta implicará.
6. Tomarse el tiempo de hacer un balance de conversar con el niño: y así saber qué es lo que más le gustó de sus vacaciones y lo que menos le gustó. Si hay algo importante que quiera contarnos o preguntarnos y saber qué opina de volver a la rutina o qué miedos hay asociados. Recordemos que es la última porción del año escolar, es más intensa y exigente que las anteriores.
¿Qué NO debemos hacer? Perder la paciencia, dejar todo para última hora y no escuchar a nuestros niños.
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